10 conversaciones de ascensor que si no has tenido, tendrás

Crónicas breves y noticias bomba. Prepárate, si tienes ascensor estás condenado a repetir en bucle estas conversaciones.

Voy y vengo y por el camino me entretengo. Entre ese voy y vengo está el ascensor, que entretener no sé, pero cumple la función de ponerte al día de todos los temas habidos y por haber. Periodismo de investigación a pequeña escala. Crónicas breves y noticias bomba. Si vives en un chalet o en la casa del pueblo, te has librado, pero como vivas en un edificio con ascensor, prepárate, porque estás condenado a repetir en bucle estas conversaciones.

1. El tiempo. Conversación estrella, la reina entre las reinas. Si en un ascensor no se habla del tiempo, algo raro pasa. Qué calor hace hoy, qué frío, el tiempo está loco, parece que va a llover, mañana saldrá el sol. Qué veranito nos espera… Si no has salido a la terraza o no te has asomado a la ventana, tranquilo. Antes de llegar el portal sabrás la previsión meteorológica.

2. El trabajo. Más bien, la ausencia de trabajo. Lo peor es cuando tus propios vecinos te quieren mandar al extranjero, porque “aquí la cosa está muy mal”. La conversación deriva en la crisis, el gobierno y las próximas elecciones. Parecen analistas políticos.

3. Familiares. En el ascensor puedan llegar a preguntarte hasta por tu primo lejano de Cuenca. Un afán por saber de toda tu familia…  ¿Y tu abuela? ¿Qué tal tu padre? ¿Cómo está tu madre? ¿Están trabajando? A veces los temas se cruzan y en un mismo trayecto salen tres temas distintos.

4. Otros vecinos. Vaya, criticar o cotillear sobre los vecinos que no están en ese momento en el ascensor. Radio patio. Que si la del tercero se ha ido de viaje y no paga las derramas. Que si aquel se ha separado. Que si esta tiene novio nuevo. El arte del cotilleo, una práctica muy extendida en nuestro país.

5. Cómo pasa el tiempo. Sí, en ocasiones dejamos de hablar del frío y del calor, y la nostalgia hace acto de presencia. Recuerdan cuando tenías cinco años o los años que llevan ellos en el edificio, y también te recuerdan que antes todo era campo. Muy bonito.

6. Problemas de salud. Un clásico y una pena, porque te das cuenta que en el edificio están todos tocados. Se comparten las dolencias, que tampoco viene mal, porque hay vecinos que saben mucho de todo, o eso creen, y te recomiendan remedios naturales y nuevas terapias.

7. Vida privada. Este temita sí que escuece. ¿Tienes novio? ¿No te vas a casar? Pues ya tienes una edad… ¿no quieres tener hijos? Pueden vivir sin tanta información, de verdad.

8. El edificio en sí. Y los gastos extra que conllevan las mejoras. Que hay cambiar esto. Que el patio está sucio. Que hay que hacer una junta para solucionar el tema de… cualquier tema relacionado con el edificio. Un coñazo.

9. Tiendas del barrio. Si hay una tienda nueva en el barrio, te enterarás en el ascensor. Además, las vecinas te informarán de dónde debes comprar una cosa y dónde otra, sobre los precios y ofertas. Una maravilla.

10. Conversaciones surrealistas. Las que más me gustan. Llegas a tu casa sin entender por qué tu vecino te ha hablado de huertos ecológicos o novedades informáticas. Un misterio.

Y si subes al ascensor y hay un perrito o un niño, olvídate de todo lo demás, porque ellos serán el tema de conversación. Y así mejor. Por lo menos no te preguntarán por tu vida privada. Aunque casi prefiero hablar de cualquier cosa antes que ese silencio incómodo que te hace mirar a un punto fijo, jugar con las llaves y convertir un trayecto de siete pisos en un viaje interminable.

Caótica, impulsiva, periodista... Juro que en otra vida seré notaria. Mis días entre letras y folios en blanco. Leo, escucho, observo, mareo un bolígrafo entre mis dedos; y justo después de hacer todo eso, me siento y escribo. Mi primera novela 'El Séptimo punto de Selleck'.
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