10 cosas que odiamos del transporte público

El transporte público nos facilita la vida. Bueno, no siempre.

​El maravilloso mundo de la red de transporte público de las ciudades nos facilita la vida. O esa es la idea. Recordemos juntos esos pequeños desastres diarios que hacen que envidiemos a aquellos que solo viajan en coches oficiales, entre otras cosas. 

1. Escuchar música con altavoces en el metro. Parece ser que hay un sector de la población que aún no han descubierto los auriculares, transductores que reciben una señal eléctrica originada desde una fuente electrónica hasta TU oreja (no la de todos los demás) y, además, sorpresa ¡se escuchan mejor!. Hagamos una petición a change.org para recaudar dinero y comprar auriculares para cada pobre alma inocente que desconozca su existencia.

2. Ponerse en el lado derecho de la escalera mecánica y quedarse quieto. Muchas veces he deseado vivir en Inglaterra solo por esa regla de oro que nadie incumple bajo el amenazador cartel amarillo de stand on the right. Hasta que aquí no pongan una multa por incumplimiento que implique rascarse el bolsillo, mi gozo en un pozo.

3. Salir antes de entrar. Otra razón por la que matarías a tu congénere si pudieras. Ese milísegundo en el que tú intentas salir del metro lo más rápido posible, pero una señora  de 60 años y bolso tipo Seisdedos en mano, se te adelanta y te placa como un quarterback de 100 kilos. Y ni se te ocurra decir "dejen salir antes de entrar", porque maleducado será lo más bonito que escuches salir de su boca.

4. Comer. Excluimos a la pobre gente que de camino a la universidad, trabajo o cualquier otro sitio tenga que alimentarse para seguir viviendo. Para el resto tendría que estar totalmente vetado comer en el metro y más cuando parece un lata de sardinas a punto de explotar. Maíz tostado o cortezas de cerdo banned.

5. Hablar como si no tuvieras teléfono. Luego existen unos individuos que creen que su vida es tan interesante que desde el maquinista hasta los que se encuentran en el último vagón tienen que saber de ella. Por eso cuando hablan por teléfono gritan, tanto como si intentarán que el interlocutor del otro lado les escuche aún sin smartphone en mano. No esperes nada interesante, eso se lo callan.

6. Cuando ves que el conductor te ve y cierra la puerta. Llegas tarde, despeinado porque te has dormido, y has cogido todos los semáforos en rojo hasta llegar al metro. Para cumplimentar tu día lleno de pequeñas desgracias cotidianas, saltas 4 escaleras de golpe para alcanzar la puerta del bus, metro u otro transporte y te tuerces el tobillo, pero  ves como por el espejo retrovisor unos ojos se posan en los tuyos. No valdrá de nada. las puertas se cierran en tu cara sin que puedas hacer nada para evitarlo.

7. Cuando estás leyendo y tocan música con un órgano. No falla. Cuando más interesante está la novela que estás leyendo,  o en su defecto, cuando estás haciendo el último repasillo a tus apuntes, escuchas alguien que  se presenta con una especie de carro de la compra/altavoz y un acordeón. Por más que te pongas Spotify a toda pastilla, un organillo diabólico se mete por tus oídos mientras toca grandes clásicos como Ai seu te pego, Los pajaritos o la Lambada.

8. Rally de buses. Metro y tranvía van por raíles, pero el bus no y eso hace que los conductores puedan sacar el Schumacher que llevan dentro. Rotondas donde el autobus va casi sobre dos ruedas, stops invisibles y toda una gama de locuars al volante que harán que temas por tu integridad física.

9. Cuando alguien ocupa dos asientos. Y no, no porque tenga unos kilitos de más, sino porque parece ser que para su encefalograma plano, su bolsa tienes más derechos que tú. Que te pongas delante suyo esperando a que lo retire es un hecho inútil demostrado científicamente.

10. Bus nocturno. Este sería un capítulo a parte digno de estudio, pero para que lo entendais, si es que habéis tenido la suerte de no tener que recurrir nunca  a él; el bus nocturno es el troll de los buses. Gente que solo sale de noche, adolescentes desatados, raritos, viejecitos que no sabes a dónde van y diversa fauna como tú, que escatiman hasta el último euro para evitar coger un taxi. Estírate un poco, ¡es por tu bien físico y mental!

Utilizamos cookies para personalizar su experiencia. Si sigue navegando estará aceptando su uso. Más información.