A veces nos centramos tanto en los problemas, en la rutina frenética y en las injusticias, que olvidamos lo primordial, olvidamos que estamos vivos. Por suerte, hay cientos de situaciones que te lo recordarán.
1. Las películas motivadoras. Sobre todo las que están basadas en hechos reales. Yo veo a Will Smith en la película “En busca de la felicidad” y me vengo arriba. Se me llenan los ojos de lágrimas de emoción al ver su lucha y pienso: Sí, señor, sigo aquí y se puede. El ser humano es más fuerte de lo que creemos.
2. Cumplir tus sueños. No hay mejor sensación. Seguro que las has pasado de todos los colores para conseguirlo, seguro que has querido tirar la toalla cientos de veces. Pero al final lo consigues, pura magia, todo ha merecido la pena porque te sientes pleno, te sientes vivo.
3. Las risas con amigos. Reír regala vida. Reír hasta llorar de la risa, a carcajadas, a pleno pulmón. Esos instantes de felicidad son sagrados. Esenciales.
4. Hacer locuras. Locuras de las buenas. Genialidades que dejen huella. Sentir la adrenalina te hará vivir el presente, que es lo único que tenemos. Un pequeño detalle que a veces olvidamos.
5. Los reencuentros. Reencuentros con viejos amigos, recordar las locuras de antaño. Veis, por eso hay que hacer locuras, para poder recordarlas y revivirlas entre risas y cervezas. El reencuentro con un familiar que no ves hace años, el reencuentro con tu pareja… Los abrazos de los reencuentros hacen que el tiempo se pare y luego avance con más fuerza.
6. Los amaneceres. ¿Cuánto tiempo hace que no disfrutas de un amanecer? Levántate a las siete de la mañana, mira al cielo y respira con calma, respira. Te sentirás vivo. Luego que venga lo que tenga que venir. Cada amanecer es el principio de algo nuevo.
7. Cantar a todo tren en el coche. Y que el resto del mundo te examine sin parpadear. Que te miren mientras cantas y piensen que estás loco. La gente siente envidia de la locura ajena.
8. Olvidarse del reloj. Y de las redes sociales, de los mensajes absurdos, de la publicidad acosadora. Aunque solo sea por un día. Desconectar para volver a conectar con la realidad. Cuando no te controla un “tic tac” te sientes más que vivo.
9. Nadar desnudo en el mar. Si nunca lo has hecho, hazlo. Te invadirá la idea de que eres un ser microscópico en la inmensidad, pero sentirás la libertad, la belleza en todo su esplendor a tu alcance. Eso es vivir. Eso no se paga con dinero.
10. Estar enfermo. Sí, somos muy inconscientes. En ocasiones tenemos que enfermar para apreciar la vida. Cuando estás malo valoras muchísimo más los amaneceres, las risas, los sueños, los abrazos… Los grandes placeres de la vida, que en definitiva, son los pequeños detalles que día a día te harán sentir vivo.