10 situaciones que vivimos los que adoramos el chocolate

Si tu lugar ideal para vivir sería una fábrica de Lindt, este es tu post.

No sé cuándo empezó, pero a día de hoy, el chocolate es un pilar fundamental en mi vida. Negro, con leche, con almendras, helado, con oreo, bombones… No hago distinción, los acepto a todos en mi seno y me da igual que haga calor, una tableta de chocolate nunca está de más. Si eres como yo, lee lo que viene a continuación:

1. Has comprado chocolate negro porque has leído que es beneficioso para la salud, el problema es que olvidaste mirar la parte en la que indicaban que es bueno si tomas una onza o dos al día.

2. Empiezas a emular al perro de Pavlov cuando recuerdas que aún queda chocolate en casa.

3. La gente no comprende cómo te puede gustar tantísimo y cómo no has muerto ya de empalago. ¿Una tarta de tres chocolates? Por supuesto, ¿un coulant acompañado de una bola de helado de vainilla?, ¿pero cómo osas siquiera preguntarlo?

4. El chocolate blanco es un paraíso terrenal, pero por desgracia no le caben más calorías por onza/cuadrado.

5. Compras bombones Lindt al peso porque comprarlos por cajitas no te saldría nada rentable.

6. El único turrón que aceptas es el de chocolate, y si es con oreo muchísimo mejor. Eso sí, con estas combinaciones estamos jugando a ser dioses.

7. No entiendes cómo la gente no es capaz de distinguir los matices de los distintos chocolates, no puedes concebir que todos les sepan parecidos.

8. La guerra abierta de Nutella vs. Nocilla, cuando en el fondo sabes que si no tienes en casa la que te gusta pero sí la otra, acabarás acudiendo a ella, aunque sólo sea a por una cucharadita.

9. En los largos días de estudio es el mejor remedio, lo que te hace salir un rato de la rutina, de ese hastío que provoca ese momento en el que ya no sabes qué hacer porque no logras avanzar en el temario. Levántate de tu silla y corre a la cocina a por una onza (o una fila).

10. Si hay muchas opciones chocolateras encima de la mesa o en la carta de postres no sabes qué elegir, pero si hay algo de lo que estás seguro, es de que pidas lo que pidas, jamás, jamás lo vas a compartir.

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