15 cosas que vive un provinciano al llegar a Madrid

"¿Por qué hay tanta gente en todos los sitios?"

Los que seáis de ciudades pequeñas vais a saber de que estamos hablando.

1. Al principio todo es muy grande: los edificios, las aceras…

2. Alucinas con la cantidad de gente que hay. Si habéis paseado por Fuencarral o Gran Vía un sábado por la tarde, sabéis de lo que hablo

3. Buscar un piso es toda una odisea. ¿Habitación interior, sin calefacción y con una ventana de 5cm de anchura por 350 €? ¡Chollazo!

4. Aunque finalmente encuentras algo decente a lo que puedes llamar hogar. Más o menos

5. Te equivocas en el metro. Te pasas de parada, te subes al revés, haces transbordos en estaciones infernales de las que crees que nunca saldrás…

6. Te das cuenta de que todo el mundo tiene mucha prisa. De hecho la gente se indigna porque tienen que esperar 5 minutos al metro cuando en tu pueblo el autobús pasa, con suerte, una vez cada dos días.

7. Te cabreas con los precios de las discotecas. ¿Pagar por entrar a un bar? ¿Estamos locos? ¡Nunca lo haré!

8. Pero lo haces… y pagar 12 € por una consumición en el bar de moda te termina pareciendo hasta barato

9. Tienes miedo a coger el coche por la ciudad, para ti es como una jungla llena de bestias salvajes a las que no quieres enfrentarte

10. Te das cuenta, según vas conociendo gente, que nadie en Madrid es de Madrid. ¿Madrileños, dónde estáis?

11. Los tuppers de tu madre son tu bien más preciado. Y matarías por ellos. En serio.

12. Te sentirás sumamente acosado por los relaciones públicas de Sol. De hecho probablemente alguna vez caigas en sus redes. Una y no más.

13. Te roban. Hay altas probabilidades de que te pase… pero así aprenderás que no se puede pasear por Callao con todas tus posesiones en el bolsillo de la mochila que llevas a la espalda.

14. Sin embargo, una vez te adaptes, te darás cuenta de lo maravillosa que es esta ciudad. Conciertos, exposiciones y planes de todo tipo los siete días de la semana.

15. Y muy probablemente, no te quieras ir nunca. ¿Volver a casa de mis padres? ¿Al pueblo? ¡Ni de coña!

[Colaboración: Isabel Gallego]

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