15 propósito que se te pasan por la cabeza cuando te sientes inútil

Cosas que se te ocurren para no sentirte tan desastre.

¡Qué maravillosas las vacaciones, el tiempo para uno mismo, la vida! Y qué magnífica nuestra manera de invertir el tiempo libre, ¿verdad? A engañar a otro, bellezas. Todos hemos tenido nuestras rachas de ver la vida pasar trabajando menos que un peluquero en Villabola. De la cama al sofá, del sofá a la cocina y vuelta a la cama, que no queremos estreses innecesarios. Pero a muchos nos pasa también que, como personas sensatas, sabemos que estamos haciendo el mal y que tenemos que cambiar nuestros hábitos y ser útiles para la sociedad. Y entonces nos sale la vena “Don’t stop me now” que todos llevamos dentro y nos proponemos las más fantásticas resoluciones para crecer como personas y dar ejemplo a las futuras generaciones de inocentes jovenzuelos perdidos en la vida. Os preparamos algunas para ahora que llega Semana Santa.

1. Apuntarse al gimnasio. Y en un par de semanas, a romper barcos con los bíceps.

2. Ir al gimnasio. Porque a veces pasa que lo de apuntarnos lo cumplimos de verdad.

3. Retomar el inglés. Porque nos sentimos culpables por estar matando las neuronas de la sapiencia lingüística a base de barriletes de alcohol. Y para que se nos pase, dormimos.

4. Desengancharse del Whatsapp para mejorar los chacras y abrillantarse el aura.

5. Retomar la lectura. La de los grupos de Whatsapp.

6. Aprender a cocinar. Porque las combinaciones de recetas con cereales se acaban al tercer día de hambruna y este cuerpo musculoso que se nos está poniendo a golpe de gimnasio no se va a mantener con una dieta de mejillones en lata.

7. Buscar trabajo. Esta, sorprendentemente, la solemos cumplir. Pero cuando lo encontramos vemos que nos piden un CV actualizado y qué pereza modificar el que hicimos en informática en tercero de la ESO.

8. Hacerse un buen CV. Porque somos seres de decisiones inquietas y lo que ayer nos daba tortura mental hoy nos parece una idea brillante. Empezamos buscando una foto que complemente las habilidades que tenemos pensado inventarnos en la sección de idiomas (por cuestiones geográficas nacemos con francés nivel medio) y cuando nos queremos dar cuenta estamos en Facebook viendo el álbum del verano de 2013 de la nieta del primo de la ex de nuestro vecino.

9. Recoger la habitación. Este nos dura lo que tardamos en encontrar las notitas que nos mandábamos en el instituto.

10. Ir a ver a la familia. Los queremos mucho y eso, pero cuatro paradas de metro separan nuestros caminos. En Navidad vendrán a casa de todas formas. Ya queda menos para eso que para que nos pongamos con el inglés.

11. Sacarse el carnet. Yes, para ir a ver a la familia.

12. Levantarse pronto :)

13. Salir a correr. Es la variante más hippie de ir a apuntarse al gimnasio.

14. Salir a andar. Es la variante más relajada de la variante hippie del deportista moderno. Si nuestros abuelos lo hacen, nosotros también podemos.

15. Salir de casa. Es la variante realista de todas las anteriores.

Y, como siempre, llegará el último día de vacaciones y echaremos la vista atrás con pesadumbre y melancolía de lo que pudimos ser y no fuimos porque si el destino ha querido que durmamos hasta mediodía no hay que frenar las decisiones del universo que es sabio. Pero bueno, somos jóvenes y aventureros y aún tenemos tiempo de hacer todo esto en las próximas vacaciones. Pero esta vez de verdad, ¿no? Pues claro que sí, hombre, hay que tener fe. 

[Colaboración: Noemi Carpintero]

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