15 puntos básicos para sobrevivir a las Fallas

Guía básica para sobrevivir a la semana grande valenciana.

Ruidos atronadores recorren el cielo valenciano. Estallidos innecesarios sorprenden tus sentidos adormecidos. Miras el reloj, son las nueve de la mañana, pero ¿qué ocurre en mi barrio? Te levantas y desayunas como puedes mientras bombas acarician las paredes de cemento de tu edificio. Miras por la ventana, cuatro chiquillos se ríen mientras encienden la mecha de algo que parece un poco peligroso. Uno de ellos lo lanza al aire creando un estallido rugiente que acompaña la huida de los otros tres críos. Sonríes, esta imagen te trae recuerdos de cuando eras tan inocente como ellos. ¡Mierda! Te acabas de dar cuenta que tienes el bigote manchado de chocolate. Miras el reflejo oscuro que te devuelve la taza de chocolate que has preparado y piensas: hoy va a ser un gran día.

Y es que las fallas molan mucho, pero si eres novel, es necesario que te leas una serie de reglas para sobrevivir  disfrutar de ellas. Porque, Valencia, una vez al año, se convierte en Vietnam y como dijo alguien un día: El infierno es la imposibilidad de la razón’. A eso es a lo que se parece este sitio. Al infierno. Pero un infierno molón.

1. Dormir es imposible.

Hazte la idea de que en Fallas se duerme poco, ya sea porque hay un non-stop de lanzamiento de petardos, de verbenas nocturnas y de bandas musicales… se duerme poco, pero si no puedes con tu enemigo, únete a él.

2. Si no te gustan las paellas vas mal.

Hay concursos todos los días de este placer culinario. Cada día puedes acercarte a cualquier casal de la ciudad a deleitarte con su increíble sabor, y no, la paella valenciana no lleva marisco. Dios, cenaría todos los días paella.

3. Puedes hacer fuego en cualquier sitio.

Eso sí, si no es para cocinar o para tirar petardos, es muy probable que seas pirómano, háztelo mirar tete.

4. Las explosiones son tus amigas.

Van a haber explosiones rodeándote todo el día, así que menos miedo, y más disfrute. Los petardos son gracioso si te quitas el miedo.

5. Evita los borrachos.

No está mal escrito, son unos petardos que cuando los lanzan no tienen rumbo descrito. Si oyes un sonido sibilante seguido de un siseo, como si de una serpiente enorme se tratara, no corras, quédate parado. Esos cabrones detectan el movimiento y es muy seguro que te den de lleno. Como en la película de Jurassic Parc, cuando dicen que si no te mueves el T. REX no te ve, sigue el mismo ejemplo, tu cuerpo me lo agradecerá. ¿Qué quién los tira? Gente que no sabe que los petardos son para disfrutar y no para hacer daño.

6. Olvídate del coche.

Casi todas las calles del centro están cortadas con lo cuál es tontería sacar el coche para ver fallas. Toca caminar, mucho y muy fuerte. Es lo bueno de estas fiestas, obligan a la gente a hacer deporte. Hay gente que pasadas las fallas, se ha quedado con mono de más y ha acabado presentándose a la maratón de Nueva York.

7. Está permitido beber en la calle.

Compra botellón si quieres, aunque el alcohol es muy barato, sobre todo en los casales. Te sorprenderán las ofertas de cubateo que puedes llegar a encontrar.

8. Adorarás el pachangueo.

Sí, hay verbenas y música hasta altas horas de la noche, pero eh… Es pachangueo. Así que toca beber, mucho y muy fuerte, y nada de quejarse.

9. Las fallas no son para los falleros.

Olvida ese estúpido dicho, las fallas son para todos, sean valencianos, falleros o extranjeros. Simplemente te exigen una cosa: buen rollo nano.

10. Prueba los buñuelos.

Que no te sorprenda ver a la gente comprar unos bollos rebozados con sabor a calabaza y acompañarlos en un vaso de chocolate, porque son otro de los placeres culinarios propios de estas fiestas. Eso sí, no caigas en la trampa de comerte 12 o acabaras como Sigourney Weaver en Alien: con algo en el estomago que quiere salir.

11. Si quieres ver fallas y las famosas luces…

Sacrifica tu hora de comer. Créeme, es el momento que menos masificado está, como vayas a otra hora, prepárate a disfrutar de la cola del paro más grande de España. Recorrer una calle de quinientos metros en treinta minutos, no mola nada.

12. Cuando quedes, ve con tiempo.

Recuerda que vas en transporte público y andando, que está masificado, y que es más fácil encontrarte de casualidad al puto Wally que a tus amigos. Así que, llega pronto sí o sí.

13. Los monumentos falleros son obligados.

La satírica temática que envuelve a estas gigantes estatuas de cartón piedra, cinceladas con una belleza imposible, no te dejarán indiferente. Lástima que Rita ya no esté en el gobierno, daba mucho juego.

14. No intentes entender las fiestas

Disfrútalas y punto. Se que al principio, ver a un montón de gente mirando al cielo mientras estallan petardos a un ritmo constante, no tiene sentido. Pero si te dejas llevar, crea adicción.

15. Ver los castillos es una obligación

Por muchas razones, pero si tenemos que simplificar, digamos que son cuarenta y cinco minutos en los que puedes hacer botellón mientras deleitas a tus ojos con un espectáculo visual lleno de colores y sonidos atronadores que tus neuronas muy posiblemente traducirán en un ejercicio visual de sensaciones refrescantes que embotarán tus sentidos. Vamos, lo que viene a ser un botellón muy original.

 

Seguramente me deje cosas en el tintero, pero es que este manual se queda corto para la experiencia que es el vivir las Fallas de Valencia. El olor a polvora, los fuegos artificiales que iluminan la noche de colores diversos, la gente estrambótica que acabas conociendo, las enormes esculturas de cartón que habitan los recovecos de las calles más famosas de la ciudad, el sonido de bandas que te animan a bailar por las estrechas calles del centro, el revitalizante fuego que destroza las gigantes y bellas estatuas de poliuretano, las multitudes recorriendo las grandes avenidas mientras de sus manos cuelgan bolsas repletas de botellas y hielo, el sonido que retumba los cristales de las casas, las risas de la chavalada que previenen de alguna fechoría realizada con petardos... Le hacen cuestionarse a uno, porque esta fiesta aún no es patrimonio de la humanidad.

[Colaboración: Vic Mcklein]

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