7 cosas que no les gustan a nuestras madres

¿Pero cómo no las vamos a querer?

¿Cuántas veces nos habremos quejado de nuestras madres? Cuántas veces habremos discutido con ellas sin ton ni son? Y, sobre todo, ¿por qué siempre acaban teniendo razón y nos miran con esa carita de suficiencia de "ya te lo dije"? Por todo esto ya merecen todo lo que tengan y más, así que qué menos que escribirles una entrada sobre esas cosillas que no les gustan y que se llevan todos los días recetando.

1. Ese señor que te echa pastillas para drogarte en el vaso de la discoteca. Si alguna madre encuentra a ese hombre alguna vez, que se olvide de volver a ver la luz del sol.

2. Los cordones de los zapatos que se desatan y que provocan la muerte de millones de niños, porque claro, según las numerosas estadísticas de muertes infantilas, la mayoría de ellas son debido a pisar cordones de zapatos que están sueltos.

3. Esa brisilla que se levanta cuando tú no te has llevado la chaqueta o rebequita que ella te había dicho. Cuando esto sucede, a tu madre se le activa un sensor (incluso si está viendo la novela de por la tarde con los ojos cerrados) que le hace decir en bucle "mira que ya te lo dije", después de por supuesto preguntarte que si has pasado frío y autoresponderse que sí.

4. La letra del móvil en un tamaño menor a 36, porque eso no lo ven ni poniéndose las "gafas del cerca" en la punta de la nariz a la vez que alejan el móvil.

5. El típico resfriado que pillas en invierno pero que según ellas es solo el anticipo de algo mucho peor como una neumonía o pulmonía. Después de esto, alegarán que puede que tengas anemia o que estés bajo de defensas.

6. Las vitaminas del zumo de naranja que se esfuman un minuto después de haber exprimido las naranjas. Queridas madres del mundo, puedo prometer y prometo que no es así, y aquí lo tenéis.

7. La protección solar de un factor inferior al 50, aunque sea invierno, esté nublado y haga 10 grados bajo cero, porque sí y ya está.

Pero después de todo, sabemos que acaban llevando razón, que sí que pasamos frío, que el zumo se vuelve dulzón cuanto más tiempo lleve exprimido, que a los que tienen la piel blanco nuclear le acaban saliendo pecas y que por supuesto, acabamos yendo con el vaso de fanta de naranja hasta al cuarto de baño.

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