7 cosas que no puedes olvidar aunque lo intentes

Hay cosas que no somos capaces de sacarnos de la cabeza, pero no hablamos de pensamientos trascendentales o existencialistas.
Hablamos de una serie de objetos, anécdotas, ofertas, prendas, que no debes olvidar nunca, bien porque no podemos dejar que vuelvan a nuestras vidas o porque os dieron alegría en algún momento. Sin más dilación por aquí vienen las siete cosas que jamás de los jamases puedes olvidar.

1. Mensamanía. Dios mío, cuantísimos veranos que salvó esta oferta de Vodafone (lo digo yo que era de otra compañía). Por otra parte, puede que algún usuario no le diera buen uso o se arrepintiera luego de algún que otro sms, pero bueno, sin duda creo que merece un hueco aquí.
 

2. Los "Llámame que no tengo saldo". ¿En serio?, ¿en serio?... A veces era muy duro recibir uno de estos, sobre todo cuando tú eras el único de tus amigos que era de contrato.


3. Las botas de pelo. NUNCA MÁS, ¿qué clase de moda cruel fue esa?, ¿alguien puede explicarlo sin herir sensibilidades?



4. Y si algo tenían de bueno estas botas es que casi siempre venían acompañadas. De una "manita". ¿Recordáis esa pulsera hortera de oro por lo general con unión a un anillo? ¡Pues no la podéis olvidar! Es cierto que ahora hay algunas que no son tan horrendas, pero las de mediados de la pasada década de los 2000 eran... SUPREMAS.



5. Los collages que se subían a Tuenti con la pregunta "K penSai Dee Mi?" o su variante "Sii Mee MueRoo (¡ojo, que no muriera!) MaañaNa, K me DirIaS oy". Maravillas de la historia reciente.



6. El chándal de Rebelde. Esta prenda de ropa fue la reina de las clases de Educación Física durante una época. Gracias a Dios que pasó.



7. Las cuentas extrañas y súperpopulares que había por FOTOLOG... Esa reliquia del Cretácico que era esta red social (¿podemos considerar que fue la primera?). Estas cuentas eran de las que subían fotos y collages tristísimos firmados por "NenikaStyle", que debía ser una muchacha con los sentimientos a flor de piel continuamente.





Estoy segura de que recuerdas alguna de estas siete cosas que he enumerado, porque en algún momento de tu más tierna e inocente adolescencia habrás tenido cerca la combinación botas+manita o recibiste uno de eso "Llámame que no tengo saldo".
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