9 situaciones que experimentas de forma distinta en un festival cuando ya eres mayorcito

Porque la "naturaleza festivalera" también va cambiando.

Está claro que la experiencia de asistir a un festival no se vive de la misma manera cuando se tienen 19 años que cuando se está a punto de cumplir los 30. En cada edad se busca una cosa diferente y a medida que se cumplen años, notamos como nuestra “naturaleza festivalera” va cambiando. A continuación os traemos 9 situaciones en las que te podrás identificar si ya eres un veterano en esto de los festivales.

1. Ponerse en primera fila ya no es una prioridad.

Seguro que eres fan número uno del grupo o el cantante, pero ¿valen la pena los empujones de la gente sudorosa a tu alrededor? Además tú sabes que si te colocas un poco más lejos lo vas a ver y escuchar mejor.

2. No te quedas hasta las 7 de la mañana.

Lo de cerrar la jornada del festival lo dejas para los jóvenos. Los pies te están matando y además a esas horas sólo hay “DJ’s machaca-orejas”, así que más vale ir a dormir y reponer fuerzas para el día siguiente.

3. El camping no es una opción.

La odisea de montar una tienda, dormir en el suelo, el ruido interminable de la zona de acampada… Está claro que puede ser divertido compartir tu “hogar momentáneo” con un montón de extraños, pero el camping no puede ofrecerte el mínimo de higiene personal que todo ser humano necesita.

4. Si por alguna razón acabas en un camping vas preparadísimo.

Igual vas un poco corto de pasta o has comprado las entradas en último momento y ya no quedan plazas libres en ningún hotel/hostal/albergue; la cosa es que no tienes otro remedio que pasar las noches en el camping. Ahora, no dejas que esto te prive de alcanzar la comodidad máxima: el toldo, las sillas, los colchones inflables… ¡incluso la cocina-gas! Apretado, pero todo cabe en el maletero del coche.

5. Cambias el “modelito fashion” por el chándal.

Bueno, igual por el chándal exactamente no, pero por tu conjunto más cómodo seguro. El bolso grande para que quepa todo, la chaquetilla para cuando refresque, las deportivas para que no te duela cuando te pisen los pies… Es de sentido común.

6. No te importa si no conoces a los grupos.

Descubrir música nueva es una parte importante para disfrutar de un festival. Los grupos más pequeños se lo curran más y atraen a menos gente, por lo que estás tranquilamente a tus anchas.

7. Cada vez te molesta más la poca consideración de la gente.

Los empujones en medio del concierto, que te tiren una cerveza a la cabeza o la cadena del váter químico por estirar es lo más habitual que te puedes encontrar en un festival, ¿es que la gente no puede ser un poquito civilizada?

8. Tus gustos culinarios se vuelven más exquisitos.

Es verdad que un perrito caliente “sólo” vale 5€, pero un festival de música es probablemente uno de los lugares donde encontrarás la comida más variada del universo: sushi, tacos, kebab, paella, vegetariano, vegano, churros con chocolate… vamos, ni en la fiesta gastronómica de tu pueblo verás algo igual. Ya que estás, aprovechas la oportunidad y te lanzas a probar algo un poco diferente.

9. Exiges calidad.

No te has gastado un pastizal en la entrada para que la voz de tu cantante preferido se escuche como un hilillo de fondo porque la batería o la guitarra suenan demasiado fuerte. ¡Qué mínimo que un control en el sonido! Al fin y al cabo a un festival se va a escuchar música.

[Colaboración: Coral Ferrero]

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