Después de matarte a estudiar como un poseso, haya sido en el último momento o con tiempo (sabemos que no), llega la peor parte: las notas. Te has visto envuelto en la masacre de saber el resultado, veamos en que 6 situaciones nos podemos encontrar.
1. Lo he clavado. No hay mejor sensación que esa, como un triunfador sales del examen y cuando recibes la nota aún lo estás más.
2. Ha sido un verdadero milagro. Ocurre pocas veces en la vida. Esperabas suspender pero de repente una gracia divina aparece con un aprobado, justo, pero hemos salido del paso.
3. ¿Porque a mí? No te esperabas en absoluto suspender porque lo habías dado todo, has recibido un zas en toda la boca.
4. El típico “voy a suspender, voy a suspender” resultado: aprobado.
Con que ibas a suspender ¿eh?
5. Bueno, hay recuperación. Te da absolutamente igual, siempre y cuando haya recuperación.
6. La injusta. La peor de todas. Crees merecer más que eso, maldices al profe para que caiga toda la furia de los Dioses encima de él.
El caso es que si sacas un resultado acuerdo con tus necesidades, todo bien pero si no usas excusas como que no hubo tiempo suficiente, las preguntas era muy rebuscadas, alguna ni siquiera estaba en el temario, que el profe me tiene manía, ese día estabas bajo de defensas, te encontrabas mal… Lo que sea con tal de exculparte a ti mismo. Admitámoslo, la hemos cagado.
Bueno, julio tampoco está tan mal.