Cada cual es como es, y tú por desgracia has tenido la mala suerte de tener un instinto natural para tropezarte hasta con el aire. El mundo no te comprende, se ríe y no sabe lo duro que es ser tú.
Eres torpe por accidente y no hay nada que puedas hacer para evitarlo. No te preocupes, nosotros te entendemos:
1. Caminas como un pingüino cada vez que tienes que llevar algo valioso o con peligro de desbordamiento.
2. La frase de Rajoy de “quien la hace, la paga” se ha convertido en una verdadera amenaza en tu día a día.
3. Tu móvil nuevo permanece intacto los tres primeros días hasta que, no sabes cómo, se cae al suelo.
4. Evitas entrar en la sección de vinos del supermercado.
5. Estás harto de escuchar “por eso es por lo que no podemos tener cosas bonitas en casa”.
6. No tienes la confianza suficiente como para lanzarte a beber un café o vino en el sofá de un amigo, o cerca de una alfombra.
7. Siempre te manchas cuando comes.
8. Eres un peligro potencial —para ti mismo y para los demás— cuando cargas con algo pesado.
9. No te gusta ser el centro de atención porque sabes que tienes un 95% de posibilidades de caerte o romper algo.
10. Tu coordinación mano/ojo - pie/ojo no es tan óptima como desearías.
Atrapar una pelota al vuelo con las manos ya es una cuestión de principios.
11. En el gimnasio huyes de los balones de pilates.
12. Te has caído por las escaleras, más de una vez.
13. Te has chocado contra una puerta.
14. Tu ira, pasión y las prisas ponen en peligro tu vida.
15. Coquetear puede convertirse en un método peligroso.
16. Te caes hasta cuando no haces nada.
17. Si no te has roto una pierna o te han dado puntos en alguna parte de tu cuerpo, es un milagro.
18. El hielo te odia.
Y tú a él.
19. Los tacones, definitivamente, también te odian.
20. Y por favor, no hablemos de las sillas.