Las 7 situaciones grandiosas que te pueden suceder HOY mismo

Si, si. Adéntrate en esta pequeña lista y déjate arrastrar hacia las profundidades del éxtasis diario.

He aquí que, a veces, la Vida nos proporciona alegrías inestimables, como las que siguen. Disfruten de su recuerdo, y de la posibilidad de que se produzcan pronto.

1. Me siento en la obligación de empezar con un clásico. Encontrarse dinero inesperado. Esa dulce sensación de meter la mano en el bolsillo del abrigo, pantalón, bolsa, y rozar algo tan suave como un billete, o notar el tacto levemente frío de una monead de dos euros. Oh, elixir de los dioses, sentimos más alegría que si nos hubiera tocado la lotería. Y sí, te permito que dejes de leer la lista durante unos segundos para levantar los cojines del sillón y buscar monedas.

2. Imagínate: día lluvioso, tormentoso, gris. Llegas tarde a todos sitios. Estás mojado y enfadado. Pero entras al metro, o vas hacia la parada de bus y... ¡El transporte público deseado está llegando! Y digo está llegando. Si está ya, no es lo mismo. Te sentirás presionado para correr, y probablemente pierdas el medio de transporte ante la risa del conductor del metro que, viendo en el retrovisor tu carrera, cierra las puertas sin piedad. Y los pasajeros que han conseguido entrar te miran con cara de póker pero, en el fondo, también se ríen. Porque a ellos les pasó ayer. En fin, que si está llegando sientes que el día está mejorando como si no hubiera un mañana. Y si encima hay asiento libre, ni hablamos.

3. Vives en un sexto. Llegas al portal de tu casa, preferiblemente cansado y con cien bolsas, y encuentras que la puerta se abre de un empujón, sin necesidad de llave. Pasas y, como segunda parte, ves el brillo del botón del ascensor. Exacto. Te está esperando, y no tendrás que perder tiempo mirando la puerta mientras viene o hablando con tu vecino sobre la lluvia. Sólo tienes que darle al botón y entrar. Y te regocijas cuál querubín en el cielo.

4. Ese momento en el que, haciendo un tipo test, y tras haber dejado en blanco un cuarto del exámen, te das cuenta de que una pregunta posterior te permite contestar una anterior. De verdad, no sé por qué esto sigue pasando, o si acaso lo hacen los profesores adrede. Pero gracias.

5. Llegas a clase y, con la lentitud de una tortuga, pero con su misma seguridad, viene el personal de la Universidad a decirte que hoy el profesor o profesora X no viene. Y en ese momento te da igual haberte levantado a las siete de la mañana. Lo importante es que tienes 2 horas libres para irte de cañ... a estudiar.

6. Existe algo peor que salir tarde de clase (o del trabajo). Salir tarde y que se haya puesto a diluviar, sin que tu paraguas haga acto de presencia, pues no lo cogiste, haciendo caso omiso de la recomendación del tiempo de Yahoo. Pero, cuando das un paso fuera de la Universidad o de tu centro de trabajo y deja de llover. Mágico. Especial. Te sientes el elegido. 

7. Y para terminar, lo mejor de lo mejor. Que digo, lo mejor de lo mejor de lo mejor. Ir a comprar el pan y que te den una barrita calentita. En ese momento, tu cerebro asocia ideas y compra una barra extra, consciente de que una de ellas va a caer en el camino a casa. Maldita sea. El cielo debe estar lleno de barras de pan calentitas. Pan calentito con milka oreo. 

Graduado en Derecho, estudiante de máster, ciudadrealeño de nacimiento y madrileño de adopción/elección. Aprendiz de ilusionista y de escritor. Amigo en potencia (para desconocidos) y en acto (para ya íntimos). Ni el fuego ni internet; el mejor invento ha sido la escritura.
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