10 formas de bailar según lo borracho que estás

Las copas de más no perdonan.

A ti también te ha pasado, admítelo. A lo largo de la noche, has pasado de bailar como Babi en A tres metros sobre el cielo a hacer twerking a lo Miley Cyrus con la puerta de emergencia. Y es que las copas de más no perdonan, y mientras tú lo estás dando todo creyéndote Beyoncé, lo cierto es que más bien pareces un perro persiguiéndose su propia cola.

Veamos los tipos de bailes que vamos haciendo a lo largo de la noche, según llevemos una copa, varias, o demasiadas:

1. Una copa.  “Mis amigos van más que colocados y yo no. No me apetece nada bailar. La música está demasiado alta y me estoy enterando de todo lo que pasa. Bueno, si he llegado hasta aquí y he pagado la entrada, habrá que aprovecharlo.” piensas. Recuerda, siempre puedes pedirte otra copa, o coger la consumición de tu amigo que vaya más perjudicado. Total, no se va a enterar.

2. Dos copas. “Me estoy ambientando.  La música es buena. Esos de ahí tampoco son tan feos/as. Tengo ganas de bailar.” ¡Pues baila, baila!

3. Tres copas. “¿Por qué me mira tanto ese de ahí? Quizás quiera algo conmigo. Es mono. Hazte la interesante. Muévete como si la cosa no fuera contigo y mira de vez en cuando. Si quiere algo, que se acerque primero.” Este último pensamiento no te durará demasiado, sin embargo.

4. Cuatro copas. “Miradme, a ver si podéis competir contra nosotros. Somos los dueños del lugar” Este es el momento de la coreografía con tu mejor amigo, en la que os creéis los reyes de la discoteca.

5. Cinco copas. “A la mierda la coreografía, ¡quiero bailar con todo el mundo! ¡Hagamos una conga!” Felicidad extrema. Te enganchas a tus colegas, a una persona al alzar, y luego a otra, a otra y a otra más. Salta, salta, salta, salta, salta sin parar.

6. Seis copas. “Soy lo más sexy del lugar. Aquellos chicos tan guapos de ahí me comen con la mirada, lo sé. Me desean. No pueden parar de observarme.” O quizás te miren porque empiezas a moverte de una manera… extraña.

7. Siete copas. “Eres mío, chaval. Esta noche caes.” Ya has localizado a tu fiche, aunque a este ritmo lo más probable es que quien caiga seas tú, pero al suelo.

8. Ocho copas. “Boom, boom, boom, boom. Pum, pum, pum, pum” Etapa del twerking salvaje. Cuidado, ya no sabes ni dónde pones el trasero ni a quién se lo pones.

9. Nueve copas. “Una gaviota es una gaviota. Cuando el burro va al charco, el charco sabe que va el burro.” A estas alturas ya no sabes ni lo que dices, ni lo que haces, asique mucho menos controlas cómo te mueves. ¡Viva la espontaneidad!

v

10. Diez copas. Van a cerrar la discoteca, tus amigos están para el arrastre, y eres la única que aún se mantiene en pie, bailando sola. Lo increíble es que sigas moviéndote, ¿seguro que eres humana?

 

Seas como seas y hayas bebido las copas que hayas bebido, lo más probable que a la mañana siguiente cuando te cuenten lo que hiciste tu cara sea esta:

 

 

Utilizamos cookies para personalizar su experiencia. Si sigue navegando estará aceptando su uso. Más información.