11 cosas que no fueron tan bien como esperabas la primera vez

Naces, creces, te reproduces y mueres, y mientras todo esto va fluyendo te tropiezas por primera vez con la piedra, llegas a la universidad e intentas hacer tu primera manualidad de Art Attack.

La vida se mide, literalmente, por dos grandes primeras veces, la que te da la bienvenida al mundo y la que te despide de él, pero no son las únicas que merecen mención, ni las únicas importantes. Y antes de que sigas leyendo, ¡no!, en este post no vas a encontrar ninguna referencia al acto sexual, lo siento, ¿que por qué? Porque ya bastante tenemos con estos momentos que voy a nombrar, pero sobre todo, porque, personalmente, creo que de ese momento importan más otros aspectos.

1. La primera vez que fuiste al colegio o a la guardería. Creo que de esta situación hay variantes: está el que no lloraba nunca jamás, el que iba de guay y se hacía el valiente los dos primeros días pero acababa llorando, y el que empezaba a patalear cuando cerraban la puerta y sus padres se quedaban al otro lado. Al final uno acaba en la universidad, y cuando ve su plan de vida repite alguna de los dos últimas reacciones.

2. La primera vez que abriste una lata de conservas y pasó lo que tú mismo preveías: te quedaste con la arandelita en el dedo y el atún perfectamente empaquetado. A una señora le dio esto para escribir un libro.

3. Cuando intentaste freír un huevo y acabaste con una espumadera vigilando la vitrocerámica desde detrás de la puerta de la despensa. Jamás volviste a intentarlo y sólo los comes cuando almuerzas en casa de tu abuela y te pregunta después del tercer plato si tienes hambre.

4. Cuando Twitter se estrenó como red de microblogging y todos quisimos ser parte del mundo del pajarito, a pesar de que no supiéramos muy bien quién nos iba a leer y de que ingresásemos básicamente porque creíamos que le íbamos a mandar DMs a Robert Pattinson. Como ejemplo, el primero de nuestro presi:

Vía ICON

5. La primera vez que montaste en bici... ¡¡SIN RUEDINES!!, o lo que es peor, ¡¡con uno solo!!, mientras veías cómo tu vida se tambaleaba y pensabas que el Ratón Pérez te iba a acabar visitando antes de tiempo.

6. Cuando te enteraste de que los Reyes Magos no eran tan mágicos y quisiste creer que esa persona que reveló EL SECRETO era el verdadero diablo. Luego empezaste a pasar porque te diste cuenta de que sí que eran magos.

7. Cuando entraste en la universidad y no había un mullido césped en el que pasar las horas mientras la banda de música ensayaba en las gradas del campo de fútbol americano. Sólo había trabajos, exámenes y señores que creían dominar el mundo desde los despachos.

8. Fin de semana del año 2002. Acabas de ver el enésimo capítulo de Art Attack y ya te consideras lo suficientemente artemaníaco como para intentar alguna de las manualidades en casa. Sin embargo, una vez más, te has vuelto a equivocar.

9. Día de Reyes del 2000, has pedido el Arca de Noé de Playmóbil, o el Barco Pirata en su defecto. Después de disponerte a abrir la caja con toda la ilusión del mundo, te encuentras 4563839 piezas que parecen componer cualquier cosa que no se parezca a la ilustración del cartón...Pero tranquilo, ¡qué no cunda el pánico! Ahí está tu padre que es capaz de darle forma a esos plastiquitos y darte en todos los sentidos lo que pediste.

10. ¡Prueba la cerveza, es lo que mejor quita la sed! Y otras afirmaciones positivas sobre la bebida que te hacían pensar que ibas a entrar en el mundo de los placeres culinarios, y obviamente no fue así. Dicen que solo es cuestión de acostumbrarse.

11. La primera vez que te maquillaste, y sobre todo si empezaste a hacerlo antes de 2009, cuando aún no había tutoriales plagando las redes. 

 

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