24 cosas que solo los amantes de los libros entendemos
Ser un devorador de libros es simplemente genial. No hay límites entre este mundo y todos los demás. Tienes al alcance de tu mano historias, aventuras y decisiones que en la vida real se te escaparían entre los dedos. Puedes huir de tu realidad naufragando en la realidad de otro, y hacerla tuya. O puedes reír a carcajadas, guardando ese libro como tu mayor secreto.
La complicidad entre el lector y un personaje del libro es sagrada, y no mucha gente llega a entenderlo.
1. Es imposible tener “demasiados libros”. Nunca son suficientes.
2. Leer es uno de tus hobbies. Lo tienes puesto hasta en tu currículum, y no te avergüenzas de ello.
3. "¿No te aburre leer?"
4. Te echan miradas extrañas cuando admites que en tu tiempo libre lees.
5. También te miran de forma extraña cuando descubren la cantidad de libros que tienes.
6. En ocasiones ni siquiera mencionas en voz alta que te gusta leer. Demasiadas miradas extrañas.
7. Los ebooks no son lo mismo.
8. Aún tienes tu carnet de la biblioteca de tu pueblo/ciudad.
9. El de la tienda de libros te conoce mejor que tú.
10. No entiendes a la gente que no lee.
11. Tampoco entiendes a la gente que le gusta leer “cualquier cosa”
12. El libro siempre es mejor que la película y punto. Cuando se habla de películas o series de televisión basadas en libros, lo primero que preguntas es "¿te has leído el libro?"
13. Tienes una pila de libros sin leer y aún así es ver una tienda de libros y perder la cabeza. Porque nunca son suficientes.
14. No tienes un libro favorito. Cómo elegir uno solo.
15. Por alguna extraña razón, a la gente le da igual interrumpirte cuando estás leyendo. Como si no estuvieras haciendo nada.
16. Tienes alergia a prestar libros. A saber cuándo te los devuelven, y en qué estado.
17. Te montas tu propia imagen sobre los personajes de los libros. Hasta que hacen la versión cinematográfica, y te joden el invento.
18. Estás acostumbrado a leer más de un libro a la vez
19. Tienes más de una copia de un mismo libro. A la versión original ya se le están cayendo las hojas y has tenido que comprarte la edición moderna para guardar celosamente la más antigua y así evitar desgastarla del todo. Cuestión de valor sentimental.
20. Aún conservas tus libros de infancia. En alguna parte.
21. Dejas de leer ese libro porque te da pena acabarlo. Cuando encuentras un libro realmente bueno, no quieres que se acabe, y cada vez vas leyéndolo menos para alargar el inevitable final.
22. Nunca sales de casa sin un libro. O peor, cuando te has terminado uno, no sabes cuál empezarte. Quieres leértelos todos.
23. Vas leyendo por la calle. Porque sencillamente no sabes cómo soltar el libro.
24. Los libros usados son un imán para ti. Cuanto más viejos, más especiales.
