7 regalos navideños que esconden indirectas

Cuando llegan estas fechas sabemos que tenemos que ir preparándonos para hacer algún regalo que otro. Algunos esconden indirectas.

Cuando llegan estas fechas sabemos que tenemos que ir preparándonos para regalar algún detallito que otro, pero no todo el mundo es capaz de acertar con sus presentes, y hay veces que recibimos regalos inesperados, que aún sin quererlo la persona que los hace, pueden hacernos pensar que es algún que otro guiño y que esconden una indirecta. Aquí van los regalos que a más de uno y una le podrían pasar factura:

1. Una silk-epil. Si viene de tu madre, mira... nunca está de más, pero si ya viene de tu novio, puede que te esté intentando decir algo, ¿no?

7 regalos navideños que esconden indirectas | The Idealist

2. Un chándal. ¿Tendré que hacer deporte?, ¿habré ganado algunos kilos?, ¿me habré cebado a mantecados? Bah, yo estoy estupendamente, me lo pondré para dormir.

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3. Unos calcetines. ¿En serio?, ¿no había nada más? Se ve que te llevaste preparando ese regalo un mes...

¡QUÉ BIEN ME CONOCES!

4. El libro de la Dieta Dukan, o de cualquier otra variante. Esta situación se agrava si viene acompañado de un segundo regalo, como el chándal mencionado anteriormente. Probablemente el libro acabe siendo usado para evitar que una mesa siga coja.

5. Una tarjeta regalo. Este va prácticamente en la línea de los calcetines, pero es casi peor, porque además de que ni siquiera se toman el tiempo de pensar en qué van a regalar, sabes además el tope de la cuantía que pretendían gastarse... Y no sé, no es agradable del todo.

 6. Un libro de cocina. Si te lo han regalado porque lo habías pedido no está mal, ahora, si lo hacen para que te des cuenta, de forma sutil, de que tienes que ampliar tus conocimientos culinarios más allá de abrir latas de conservas, como que ya no suena tan bien.

7. Un disco recopilatorio de canciones de la gasolinera. No hay nada que añadir.

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Después de todo esto, sólo nos queda una cosa por añadir: recordad, que por un minuto, esa persona se ha tomado la molestia de pensar en vosotros, y que, probablemente, haya hecho su regalo con la mejor intención del mundo, al menos en la mayoría de los casos. A veces, lo más insignificante es lo que más ilusión nos hace recibir, y normalmente lo que más queremos ni siquiera hay que comprarlo.

¡FELICES FIESTAS!

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