7 señales que te harán pensar que tienes una relación madura contigo misma

La felicidad está dentro de ti.

Tener una relación madura contigo misma significa que has abandonado todos los modelos impuestos desde fuera para entrar, paso a paso, en tu propio ser. Eres consciente de que si tú eres feliz, tu mundo también lo será.

1. Mimas tu cuerpo. Dedicas un tiempo a tu cuidado personal, a tu alimentación y practicas deporte, porque te gusta proyectar a los demás la mejor imagen de tu persona en todo momento. Tener una apariencia agradable te ayuda a sentirte más segura y a afianzarte en tu individualidad.

2. Cuidas de tus emociones. Sabes que las palabras que piensas día a día determina cómo de satisfecha te sientes con tu vida. Por tanto, te cuestionas las emociones que sientes y desechas todo aquello que pueda hacerte daño y que sea mentira.

3. Expulsas a las personas tóxicas de tu vida y buscas rodearte de personas positivas, de personas a las que realmente le importas. Has alejado de tu lado toda relación tóxica ya sea de amistad, familiar, amorosa, o profesional. Sabes muy bien que las actitudes negativas son contagiosas y pueden tener un impacto negativo en tu vida. Tu responsabilidad no es satisfacer las necesidades y carencias de los demás. Las distracciones y el estrés que generan las personas tóxicas son un obstáculo para tu felicidad y que sabes que no tienes por qué soportar. En lugar de ello, te rodeas de gente que siempre tenga un proyecto en lugar de una excusa, de gente con motivación, que no te corte las alas sino que sueñe contigo, de gente que te anime a ser mejor persona y no peor.

4. Estás segura de tu belleza y has derretido uno a uno todos tus complejos. Te ves y te sientes bonita. No te avergüenzas de tu cuerpo. No lo escondes, porque sabes que en el mundo no hay nadie como tú. Eres única. Te has aceptado a ti misma. Has renunciado a cambiar aquello que no puedes cambiar y que escapa a tu control. Te has liberado de todos los estereotipos que propagan una belleza irreal. Has entendido que para sentir el fuego ardiendo en tus venas no hace falta tener los pechos grandes, o para morder con placer, no hace falta unos dientes totalmente alineados. Lo que importa eres tú con tu alma y tu cuerpo. 

5. Te fijas metas y objetivos.  Para ti la vida es un destino a la felicidad. Un destino que se construye día a día, por lo tanto te fijas metas y objetivos que te acerquen a ella. ¿Por qué para ti son importantes las metas y los objetivos? Porque sino sabes a dónde vas da igual el camino que elijas y no todos los caminos son igual de válidos y buenos. En cambio, si tienes objetivos, estos inspirarán tus acciones, tus proyectos, tu vida.

6. No te asusta estar sola o pasar tiempo contigo misma. En realidad te gusta y lo necesitas. Al pasar tiempo contigo misma has descubierto cómo eres. Y en base a eso has podido enfocar de forma adecuada tu vida. A veces, al estar rodeada de otras personas y escuchar sus opiniones pueden llegar a confundirte por eso, dedicas un tiempo cada día a escucharte a ti: qué es lo que buscas, qué es lo que quieres, qué necesitas.

7. Sabes vencer las frustraciones de la vida. Los problemas no te destruyen ni te derriban. Has aprendido a sacar fuerzas de dónde pensabas que sólo había lágrimas y dolor. Y a cada acontecimiento le encuentras la sonrisa, porque eres muy consciente de que es más fácil estar triste que estar feliz. Buscas por todos los medios posibles que la tristeza no te robe la sonrisa o al menos no por mucho tiempo. La tristeza es un síntoma de que algo no va bien en tu vida, y tú lo sabes, por ello, intentas averiguar la causa y poner el remedio. 

Redactora en The Idealist, me gustan los cafés bien cargados, devorar los libros y aspirar el olor de sus páginas, las margaritas, los helados de chocolate y el olor a vainilla. Soy amante del Social Media, de la escritura y del buen humor.
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