8 cosas que suceden cuando estás estudiando

Exams are coming... And there's nobody holding the door.

Sí, ya han llegado como es tradicional, como el anuncio de la lotería o el turrón de Suchard, como el tapicero a las 9 de la mañana de un sábado. En efecto, los exámenes han vuelto de nuevo, como cada año, como cada cuatrimestre, por eso seguro que mientras estudias para ello algunas de estas cosas habrán pasado por tu mente:

1. La presa vuela por la habitación buscando algún sitio dulce sobre el que posarse, mientras el cazador la observa desde lejos con su arma intentando adivinar sus movimientos. Esto es lo que te pasa cuando estás estudiando, y estás tan aburrido que decides que es mejor narrar la vida de una mosca emulando a Félix Rodríguez de la Fuente en lugar de seguir con los muy interesantes apuntes de Cibercultura (por ejemplo).

2. Tú, que de toda la vida has sido de letras puras, te conviertes en el mejor matemático de todos los tiempos, porque sino, ¿cómo vas a ser capaz de ajustar todas esas páginas que te quedan por estudiar?, ¿y lo tranquilo que te quedas una vez que descubres que sólo te tienes que mirar 50 por día? 

3. Cuando estás estudiando, empiezas a plantearte dudas existenciales, como la de por qué se dedican a mandar cohetes al espacio y no son capaces de inventar un chocolate que no engorda, porque es lo que mejor calma la ansiedad que provocan los estudios. Esto es un llamado de emergencia para todos los nutricionistas, ¡INVENTADLO POR FAVOR!

4. El teléfono te mira, tú lo miras, y así cada cinco minutos, hasta que decides dejar el apartado 3.2 de los apuntes porque seguramente habrás recibido un whatsapp de vital importancia, y si no ha sido así ya te encargas tú de hacer algo, aunque sea de mirar el calendario.

5. Bueno, y ahora que has cogido el móvil, ¿por qué no acosar a alguna amiga para preguntarle cómo le va? Pero cuidado, porque esto puede ser un arma de doble filo, ya que si a ella le da por decirte que lo lleva bastante bien puede hundirte hasta el fin de los días, o al menos hasta el fin del examen.

6. Aprenderás que nunca se llegan a tener suficientes subrayadores y te preguntarás cuántas banderas del orgullo gay podrías fabricar con el temario de este cuatrimestre. Podrás repartirlas el día del desfile, que queda nada.

7. Te acuestas a las tantas el día antes de presentarte al examen, o bien te levantas a las cuatro porque poner la alarma a esa hora y aprovechar es mucho más importante que ir descansado. Probablemente incluso hayas probado eso de grabarte recitando el temario y ponértelo mientras duermes.

8. Llega ese momento en que septiembre se plantea como una bonita posibilidad, sobre todo si eres una drama queen, aunque vayas bien y tú no lo sepas, porque "total, me puedo levantar temprano todos los días y estudiar un poco".

 

Y ahora en serio, ¡ánimo!, que cuando te des cuenta estás escuchando el sonido de las olas.

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