A mi mejor amiga: 7 situaciones que explican por qué es irremplazable

En nuestra vida, conocemos a personas que llegan de la nada para hacérnosla más fácil o más difícil. Unos, nos enseñan que al bueno se lo comen y que a veces es mejor dejar a alguien marchar de tu vida a pesar de lo doloroso que sea, para poder dejar entrar a otra gente. Otros en cambio, se convierten en esas personas a las que recurrimos cuando el mundo se tambalea. Amigos que se convierten en hermanos. ¿Cómo distinguirlos? Fácil. Ahí van algunos ejemplos de que esa persona es tu mitad.

1. No existe el exceso de chocolate. 

Son esas situaciones de alto voltaje cuando tu mitad está pasándolo mal y sientes que aunque vayas a explotar de todo lo que os habéis comido, sigues comiendo por ella.

2. Las locuras no son locuras, son acciones. 

Esta prohibido preguntar la razón de la locura, porque sabes que es necesario.

3. La distancia no la hace menos importante en tu vida. 

Por muchos kilómetros que existan, los amigos que se convierten en hermanos, seguirán tan unidos como el primer día.

4. Las personas nuevas son bienvenidas, pero sin quitarnos el puesto. 

Conocer nuevos amigos y cambiar de grupo es bueno para nuestra autoestima, pero aunque nuevos amigos se queden en nuestros corazones, tu mejor amiga seguirá siendo la única.

5. A un amigo le das las gracias, a un mejor amigo le dices otra vez más. 

Cuando queda el último bocado de algo en la bandeja suele ser el de la discordia, pero solamente con un verdadero amigo serás capaz de cogerlo y volverás a por más, porque reconozcamos que nos encanta comernos la última aceituna.

6. Sólo una rápida mirada entre ambas y las dos explotarán en un ataque de risa.

7. No existe el miedo si estás a su lado. 

Podría contar miles de razones por las que un mejor amigo se convierte en nuestro hermano, pero solamente voy a deciros la última y más importante para mí, un mejor amigo apoya nuestras aspiraciones por muy locas que suene con la confianza posible como para decirte que no irás a ningún lado así.

Podrán pasar cinco, diez o quizás veinte años antes de encontrar a esa mitad, pero cuando la encontramos sabemos que es para toda la vida. Yo la encontré y sé que nuestra amistad será eterna, porque a pesar de discutir como un matrimonio, nos queremos como una familia, porque eso somos familia.