12 cosas que suceden cuando vuelves a casa después de un periodo en el extranjero

Hablas en voz alta sin darte cuenta de que ahora todo el mundo te entiende.

Si cuando viajamos a otro país pasamos por una serie de procesos que nos van modificando poco a poco nuestra manera de ver el mundo, volver a casa tampoco te deja indiferente. Aunque regreses al mismo lugar, has dejado de ser la misma persona que voló con su vida en una maleta para conocer mundo; ahora eres más independiente y la experiencia te ha hecho madurar. Por eso hoy hemos querido recopilar 12 cosas que suceden cuando vuelves a casa después de un periodo en el extranjero.

1. Se te hace raro volver a hablar tu idioma.

La costumbre de necesitar hablar otro idioma para absolutamente todo acaba consiguiendo que tu mente deje de pensar en tu idioma nativo. Esto te hace pasar por situaciones algo incómodas en las que no te sale la palabra en español y acabas haciendo un mix de idiomas que poca gente entiende; es más, la gente te acaba tomando por pedante si no consigues reintegrarte en tu idioma de nuevo con rapidez.

2. Eres más independiente.

Te has tenido que valer por ti mismo durante mucho tiempo y ahora no necesitas a nadie para continuar con los planes que te apetece hacer. Aprendes a valorar también los momentos de soledad, el silencio y la tranquilidad y no dudas en hacer planes tú solo sin necesidad de nadie que te acompañe.

3. Hablas en voz alta sin darte cuenta de que ahora todo el mundo te entiende.

Esto es muy típico en los españoles, tendemos a hablar algo alto y nos cuesta adaptarnos a otros países para que dejen de mirarnos con cara rara por elevar mucho la voz. Si ahora sumamos que al volver todo el mundo te va a entender te darás cuenta que todas las personas que tienes a tu alrededor se van a enterar de lo que hables aunque no sea tu intención.

4. Aunque estás feliz de volver a casa, echas de menos vivir en ese país: con sus pros y contras.

Lo cierto es que esa etapa que has pasado en el extranjero te marca. Y justo por eso echas de menos la vida allí y todo lo que hacía especial tu día a día.

5. No dejas de comparar entre ambos países: es imposible no hacerlo.

Comparas los precios de los supermercados, de las cervezas, el coste de salir a cenar, de ir al cine… pero tranquilos, ¡Es una fase! Desaparecerá poco a poco…

6. Las fiestas ya no son lo mismo.

Y es que estar fuera sin horarios y pudiendo moverte como quieras con total libertad en un lugar nuevo hace que las fiestas sean mucho más intensas y diferentes. Al final te adaptas a los ritmos del país en el que has vivido (y a sus horarios) y a la vuelta dejas de sentirte identificada con las típicas fiestas de las que disfrutabas meses atrás.

7. Te cambia la visión de las cosas.

Has vivido una etapa muy intensa, conocido gente que te ha sumado y de las que has aprendido muchísimo y te has dado cuenta de qué cosas son importantes. Aprendes a vivir de otra manera, disfrutando y sintiendo sin que te importen ya tanto las apariencias o lo que opine el resto.

8. Te das cuenta de que la relación con tus amigos comienza a ser distinta.

Por muy corta que sea tu estancia en el extranjero, los cambios y lo que te hace crecer la experiencia se notan desde el minuto uno. Cuando vuelves das menos importancia a algunas cosas y más a otras; valoras más el apoyo y los momentos felices y huyes mucho más de los malos rollos. En muchos momentos no entiendes comportamientos de la gente que tienes alrededor y te desorientas. Pero el problema no son ellos; eres tú, que has cambiado.

9. Te das cuenta de que muchos amigos que conociste fuera seguirán formando parte de tu vida.

Y es que se hacen amigos que sabes que serán para toda la vida. Habéis vivido muchos momentos juntos y ¡eso no se olvida con facilidad! Con muchos de ellos seguirás en contacto y la amistad se hará cada vez más fuerte, ya que han vivido la misma experiencia que tú y tenéis muchísimas cosas en común.

10. Tienes una crisis de identidad que ni siquiera tú entiendes: ¿Quién soy?

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Son preguntas que a todo el mundo le surgen después de un periodo de tantos cambios. Con el tiempo resolverás las incógnitas y te darás cuenta que vuelves con más fortaleza que cuando te fuiste.

11. Te centras mucho más en ti: te importa cómo te sientes tú y lo que quieres en tu vida.

Porque, a fin de cuentas, ¿quién hará eso por ti? No es que seas egoísta, es que has aprendido que estar feliz, conocerte a ti mismo y equilibrar las cosas que consideras importantes. Habrá mucha gente que no entienda este cambio; simplemente guíate de lo que te haga feliz.

12. Tienes que empezar a recalcular tu vida desde cero.

Se ha acabado una etapa y llega una nueva llena de incertidumbres y cambios. Tómatelo con calma para evitar agobiarte y verás como poco a poco tu vida vuelve a encauzarse. Y es que tienes que quedarte con la experiencia y saborear las nuevas oportunidades que aparecen a la vuelta a casa. Date tiempo.

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