7 cosas que SÍ que pasan en las graduaciones universitarias
Uno de los días más importantes de nuestra vida. Cuando dejamos de ser cómodos estudiantes para lanzarnos al mundo laboral. Así, sin paracaídas ni nada.
Y para despedirnos de lo que muchos dicen que es la mejor etapa de nuestra vida, una celebración llamada graduación que Hollywood se ha encargado de mitificar y ensalzar hasta la pole de fiesta de las fiestas. He aquí 7 de las cosas que SÍ que pasan en las graduaciones españolas.
1. La celebración. En las películas nos lo pintan como un acto centrado en tu momento, cuando te diriges al escenario y recoges ese título que tanto te ha costado conseguir a cámara lenta mientras tus padres y tus amigos aplauden y te miran con ojos de orgullo. Lástima que en la vida real no puedas recortar el tiempo a ese minuto de gloria y tengas que estar de una a indeterminadas horas escuchando al rector, a un representante de cada curso, a los de Erasmus y a que cada uno de tus queridos compañeros recoja su diploma. No esperes un acto centrado en ti, otras 80 personas estarán pensando exactamente lo mismo.
2. La vestimenta. Las teen movies nos han vendido que ese día llevaremos toga y birrete para tirar al aire con nuestros amigos y memorizar ese momento para toda la vida. Pero la realidad es que la toga y el birrete nos los prestan sólo para la orla y no son precisamente hechos a medida. El día de la graduación cada uno elige su atuendo y eso también tiene su gracia. Llevaos cámara porque suele haber chicas que creen que van a una boda gitana, y siempre es un espectáculo digno de ver.
3. Visita sorpresa. Lo típico. Estás con tus amigos hablando y sonriendo cual protagonista de anuncio de cerveza y aparece entre la multitud alguien que hace mucho que no veías, o mejor aún, que ni siquiera conoces. Tu novio que se había marchado a la guerra, tu madre biológica, tu amiga desaparecida… La realidad es mucho menos sorprendente; hay plazas limitadas, tienes que avisar con antelación de quien te acompañara y no, no eres adoptado.
4. La popularidad de la graduación. Se suele pensar que es una fiesta obligatoria, que cualquiera que se precie estará allí y que será la última noche como estudiante rodeado de un montón de amigos que llevan contigo desde que empezaste en la uni. Pero nada más lejos de la realidad. Hay mucha gente que no se molesta en asistir y entre los repetidores, los que se fueron de Erasmus, gente que cambió de carrera y esos de los que nunca más se supo, acabas rodeado de tus grupito de siempre. Si es que han ido.
5. La post-fiesta. No sabemos si es que siempre obvian esa parte o es para acabar con la imagen de los birretes a cámara lenta, pero la verdad es que en las películas americanas nunca nos enseñan la post-fiesta que todo universitario querría tener. En España, como manda nuestra tradición, es lo primero que organizamos.
6. Declaraciones. Todo el mundo sabe que cuando alguien te dice “ya nos veremos”, es muy probable que no le vuelvas a ver más... Así que si tienes que decirle algo a alguien, dilo. Los americanos han tenido muchas fiestas en fraternidades para sincerarse antes de caer dormidos, pero tú no. Quizá hagas el ridículo ese último día, quizá se lleve un recuerdo patético de ti o puede que te rompa el corazón. Pero piensa que no tienes porqué volver a verle, así que tómate un par de copas y suelta todo lo que llevas dentro.
7. Futuro. Llegados a este punto un vértigo absoluto te invade al pensar en tu futuro laboral. Quizá el alcohol lo mitigue ese día, pero en un momento u otro, os preguntaréis mutuamente “¿y ahora qué?” ¿Tú has visto algún universitario de película que se preocupe porque hará el año siguiente? Supongo que las fiestas en fraternidades y los desmadres en la facultad, les dejan el tiempo justo para estudiar.
