21 razones para jugar a Pokemon Go

Sal y hazte con todos.

Salgo de casa, reviso que el gps esté conectado, los datos parece que tiran bien. Cuatro pasos mal andados, mientras mis dedos deslizan la pantalla del móvil de derecha a izquierda. Se oye un claxon a lo lejos, alguien que se queja sobre algo, el calor es tolerable. Miro hacia delante, esquivo a alguien rozándole cuanto apenas por su derecha. Miro de nuevo el móvil, acciono la app. Se oye la maldita música que mitigo rápidamente bajando el volumen del móvil. Sale el famoso texto: “Recuerda que debes estar alerta en todo momento. Debes prestar atención a tu alrededor”. Una pantalla de advertencia, en la que sale un Gyaradox gigante entorpeciendo el camino de un chico que va atento a su celular, completa la información del texto. Te quedas pensando, “igual va con segundas, igual intenta decirme que esté muy atento por si sale un Pikachu de nivel 400.” Como sientes vergüenza de estar tan enganchado, bajas el brillo al mínimo (dejándote los ojos para ver lo que pasa) evitando así risas o miradas indiscretas sobre como pierdes el tiempo.

Pokemon Go, o como los 90 han vuelto para devorarnos de nuevo. Pero tranquilo, sé que debes pensar “esta droga no es buena”. Pues no, he de decirte que estás equivocado. Esta “droga” es de buena calidad, es de esa que te tendrá muy enganchado, pero para bien, con un solo efecto secundario, un poquito de dependencia. ¿Para qué negarlo? Si no, no sería una droga. Desde The Idealist, te damos 21 razones, por las que debes jugar al Pokemon Go:

1. Estarás más en forma que Dwayne Johnson, porque menudos pateos te tienes que dar para que un huevo eclosione. Sí, lo sé, hay varias formas para evitar eso. Pero mira, esto nos lleva a la segunda razón.

2. Le darás al coco tanto como Barney Stinson cuando intenta una táctica de ligue . Y es que acabarás devanándote los sesos para evitar darte esos paseos de 10 km o cómo conseguir monedas sin pagar, incluso como llegar a coger Pokemons en países que están a más de 15000 KM…

3. Desde que juego al Pokemon Go, mi jefa me deja en paz. Es mencionarle que hay un Squirtle a 300 metros y ya no me molesta en dos horas.

4. Conoces monumentos de la ciudad que no sabías ni que existían. Quién me iba a decir que la fuente del parque donde suelo beber agua, resistió una oleada de orcos en los tiempos de Aragorn II. Y todo esto, gracias a las pokeparadas.

5. Te sientes Harry Potter, aprendiendo alquimia y cuales pokemons puedes o no enfrentar entre ellos. Cuidadito con Eve, que puede evolucionar de tres formas distintas, aviso.

6. Por fin puedo decir que voy al gimnasio, sin mentir. Vale, no literalmente, pero oye voy, y eso no me lo quita nadie.

7. Llegar tarde, tiene excusa.

¿Por qué llegas 30 min tarde?

Me encontré un Mewtwo de nivel 18

Joder, y no avisas...

8. Esperar se convierte en un placer. Te pones un modulito de cebo en la pokeparada donde estés y el tiempo pasa volando.

9. Valorarás el tiempo.

Mierda, aún me quedan 15 min del módulo cebo, y me tengo que ir que no llego al curro.

10. Pasear al perro nunca ha sido tan adictivo.

Bien, Caramelo, creo que te voy a sacar una cuarta vez, porque he visto que a 300m hay un Charmeleon salvaje.

¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! (Ya es la quinta vez que me sacas, déjame vivir).

11. La hora que tardabas en llegar al trabajo se convierte en minutos.

Oh no, está es mi parada. Buff, y aún me quedan 5 min de incienso, ¿y si llego tarde y digo que me he dormido?

12. Harás amigos en los lugares más insospechados.

En serio, en ese baño hay dos Vaporeons.

Yo he visto un squirtle salvaje en guardarropía.

No me digas…

13. Es gratis. Vale que tiene cosas de pago, pero vamos, puedes jugar y divertirte como el que más sin comprarlas.

14. Los parques vuelven a molar con 28 años. Así es, de repente, vuelves a ver con ojos de niño el parque de debajo de tu casa. De hecho, envidias a los que viven cerca de parques tan grandes como el Retiro. Vete a saber cuántos pokemons han cazado en 10 min de paseo. ¡Malditos!

15. Es Trending. Sí, está de moda, por lo cual, no hace falta que te preocupes del que pensarán por verte jugar. Preocúpate más de cómo conseguir ese gimnasio de tu barrio que tiene el mocoso del vecino de 8 años.

16. Es saludable. Aunque suene contradictorio, pero el hecho de que te obligue a salir de casa, es beneficioso, lo mires por donde lo mires. Pensad en los que sufren agorafobia o depresión.

17. Sacas el niño que llevas dentro. Vuelves a los 90, a madrugar para ver en la tele como Ash se ponía las botas cogiendo pokemons, a coleccionar esos tazos de las bolsas de papas, a jugártelos con los compañeros del colegio. Todo eso vuelve, pero aún más real, gracias a la realidad aumentada.

18. Ha destrozado a Tinder en descargas. Ahora ya tienes excusa para ligar, sacas el tema de los pokemons y tienes conversación de rato.

19. Coleccionar siempre ha molado. Y eso nos devuelve al punto 17, vuelta a la infancia, que con la rutina y el estrés, siempre acabamos echando de menos. Lástima que no se puedan intercambiar pokemons, sería perfecto.

20. Las distancias adoptan otro sentido, si vives en una ciudad grande. De repente, viajar en transporte público mola… (siempre que haya cobertura…).

21. La excusa de quedarse sin batería en tres horas, funciona. Te recomiendo que dejes de jugar si has quedado con alguien en un sitio en el que es difícil encontrarse. La batería vuela cuando juegas al Pokemon Go.

[Colaboración: Vic Mcklein]

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