Las 20 peores cosas que me han pasado en una cita que también te podrían pasar a ti

Para tener una cita hoy en día hay que estar preparada física, mental y emocionalmente.

Para tener una cita hoy en día hay que estar preparada física, mental y emocionalmente, pues nunca sabes los retos a los que te vas a tener que enfrentar. La recopilación que aquí os dejo es totalmente verídica. Para vosotras puede ser una guía de supervivencia, para vosotros 20 clarísimos ejemplos de lo mal que nos lo podéis llegar a hacer a pasar teniendo una “inocente” cita y el por qué a veces vamos a la defensiva. Muchos tarados hay por el mundo capaces de hacérnoslo pasar así de mal:

1. Estuvo mirando el móvil todo el santo rato y hasta entró a Tinder para contestar mensajes. Partiendo de la base que si has quedado conmigo es para conocerme mejor, estar constantemente mirando tu smartphone es bastante molesto e incomodo ya que me das a entender que hay algo mas interesante que yo, pero contestar mensajes de Tinder en una cita? Comprendo que no soy la única con la que hablas, pero hacerlo en mi cara es pasarse!

2. Al quedar resultó ser más feo que Freddy Krueger apunto de estornudar. Aviso, si conocéis a una persona por una red social y todas sus fotos son desde el mismo ángulo y perspectiva, sospechad, probablemente sea muy feo/a y ha encontrado la posición milimétrica exacta en la que sale bien en las fotos.

3. No dejó de hablar de su ex. Su ex era tan maravillosa que me quedé con las ganas de pedirle su número para quedar con ella ¿Quién sabe? Quizás cambiando de acera... Parece que a alguien le costaba superar las cosas, tanto apego al pasado no es bueno.

4. A escasos minutos de conocernos me cogía de la mano y me trataba de “princesa”. La desesperación por encontrar novia se palpaba en el aire. Ni soy tu cari, ni soy tu amor, ni soy tu princesa, ni soy tu nada. Que clase de confianzas son éstas?

5. Se mareó. La primera cita había ido genial, llegamos a la parte en la que nuestros labios se encuentran y tras unos minutos se puso pálido y se mareó, hubo que hacer que se estirase y mojarle la cara con agua fría. Creo que la sangre de la cabeza se le fue demasiado rápido a otro lugar.

6. Estuvo contándome todas las movidas y dramas que tenía en su grupo de amigos. Como si a mí me importase lo más mínimo. Éste queridas amigas, es el principal problema al que os podéis enfrentar si os liáis con alguien varios años menor que vosotras.

7. Se presentó en chándal. ¿Hace falta añadir algo más?.

8. Me contó que dormía en la misma habitación que su madre. No síndrome de Edipo, apenas. Yo solo quería que explotase algo para poder huir en medio de la confusión.

9. Robó en una tienda. Durante la primera y última cita. Os juro que no sabía dónde meterme! Luego me escribía mensajes diciendo no entender mi reacción.

10. Me “invitó” a irme con mis amigas. Vale, está bien, no fue durante una cita, fue tras varias, coincidimos en una conocida discoteca de la ciudad. Tras acercarme a saludarlo, con una actitud bastante cariñosa después de varias citas de éxito, literalmente me “sugirió” la idea de irme con mis amigas que parecían que me echaban de menos. Al día siguiente le sugerí que se fuese a que lo aguantara su madre que para algo lo trajo al mundo.

11. Me preparó una cena en su casa y estuvo cenando en silencio mirando fijamente la TV. De nada sirvieron los intentos de entablar conversación. Me entretuve buscando con la mirada alguna cámara oculta y esperé que saliese una presentadora de un programa de humor para decirme que todo era una broma. Sigo esperando que aparezca esa presentadora.

12. Conté un chiste de humor negro sobre un trastorno alimenticio, él lo había padecido. Vale, no siempre la culpa es de ellos, a veces soy yo que soy lela, véase escogiendo a los tíos con los que tengo citas. La tarde marchaba maravillosamente, estuvimos riendo, tanteando el humor negro ya que descubrimos que ambos íbamos a ir al infierno por que ciertas crueldades nos parecían graciosas.

Pues resulta que cuando se trata de algo que has vivido en primera persona no hace tanta gracia, oye. Dijo que no pasaba nada, que no me preocupase. No me volvió a llamar.

13. Estuvo TODO el rato hablándome de sus peceras. Está genial que seáis apasionados, disfrutéis de vuestros hobbies y se os ilumine la mirada cuando habláis de vuestras aficiones, pero en serio, no me importaba una mierda sus dos peceras, ni la de 100 l ni la de 40 l, ni lo mucho que habían crecido sus escalares, ni que el filtro de la de 100 iba mejor por ser de tal marca, ni el número de neones cardinales que había comprado, ni que su tiburón bala y su plecostomus tenían desencuentros, ni absolutamente nada de nada. Añadidle un aire de soberbia y arrogancia, como si él fuese una eminencia.

14. Tenia la habitación llena de figuras religiosas. A veces una cita va tan bien que te marcas un home run y acabas en la casa del susodicho. Mantener el deseo sexual con la Virgen María y varios Cristos mirándote es todo un desafío. Más tarde me contó que había estado un par de años en el seminario porque quería ser cura. Lo normal.

15. Me sugirió que tuviese sexo con un brasileño en cuanto pudiese. Según él, esa gente sí que sabía hacerte disfrutar, por lo menos las brasileñas. Y ni rastro de la presentadora diciendo que todo era una broma.

16. Estuvo criticando el modo en el que llevaba mi vida y sugiriendo como debería vivirla. A veces me siento como una mariposa, de esas que va volando de capullo en capullo.

17. Me invitó a su casa a dormir. Cuando dijo “dormir” por lo visto se refería LITERALMENTE a dormir. Habríamos quedado antes unas 4 veces, había química, yo llevaba ropa interior sexy... ¿Qué podía salir mal? Sus 8h diarias de sueño. Ni las insinuaciones funcionaron.

18. Tenia depresión y se tomaba diazepanes a puñados delante mio. Como si fuesen lacasitos, en medio de la calle cuando veía que se ponía nervioso. Juro que no sabía dónde meterme, al cabo de un buen rato fingí una llamada urgente para escapar de esa cita de los horrores. Empiezo a plantearme abrir mi propio manicomio, pacientes no me faltarían.

19. Mientras teníamos sexo, se le iba la mirada hacia el reality que estaban dando en la  TV. Y os prometo que yo me estaba esforzando! Al final me levanté, me vestí y me fui, sin terminar y casi sin mediar palabra por mi parte.

20. Tuvimos una cita dando una vuelta en bicicleta, tuve un accidente y pasó de mi. La cita fue muy bien, una idea original por su parte, un paseo por una zona verde y tranquila de la ciudad. Cuando nos despedimos, nos besamos y dijimos de quedar pronto. Volviendo hacia casa tuve un accidente con la bicicleta. Ambulancia, hospital, puntos de sutura... Al día siguiente le informé de lo que me había ocurrido volviendo a casa. Tardó DOS SEMANAS en volver a escribirme. “Había estado muy liado con el trabajo”

Ahora en serio, si alguna vez pensáis que sois unos desgraciados acordaros de mí. Tened filtros y aseguraos bien que la persona que os presentan o conocéis por una red social no tiene taras o por lo menos que sus taras son compatibles con las vuestras.


[Colaboración: SerrinaVDWood]

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