3 primeras veces con Ella que no olvidarás nunca

[Colaboración: Enric Sánchez]

Tres momentos, hay tres momentos con Ella que no podrás olvidar. Que te acompañarán siempre y que aunque los quisieras olvidar, no lo conseguirías.

1. La primera vez que la beses.

Llevas dándole vueltas desde que habéis llegado al portal. Sabes que es un salto al vacío. Tienes que hacerlo sin pensar. ¡Ahora! Lo decides pero no lo haces. Ninguno parece ser el momento perfecto. Hasta que, casi empujado por una fuerza invisible, decides dar un paso al frente y acercarte a ella. Se queda inmóvil y esboza una leve sonrisa, casi imperceptible, pero que tú ves en primer plano. Cierra los ojos y entonces te da tiempo de mirarla por última vez antes de que todo cambie. Y la besas. Por primera vez.

2. La primera vez que le hagas el amor.

Es ella. Y está ahí. Contigo. Y te mira con esa dulzura suya. Y te vuelve loco. Aunque vivieras mil años sería imposible superar ese momento. Que se pare el tiempo y nunca más vuelva a arrancar. Que te mire así siempre. Qué bien suenan las mentiras de sus labios. Qué placer da creérselo todo. Qué preciosa está. Y la empiezas a desnudar. Y te entretienes en cada caricia, a cada pequeño movimiento. Y desnudarla es lo de menos, porque ella es lo de más. Ella es lo de todo. Y no dejas de mirarla. Y no dejáis de besaros. Y te podrían matar después de esto. Porque tu ya has hecho el amor con ella.

3. La primera vez que te rompa el corazón.

Estáis sentados en una cafetería donde la gente parece ser un decorado. El mundo ahora no es tan sólido como parecía hace un rato. ¿Por qué todo flota? ¿Por qué parece que una burbuja os envuelva solo a vosotros? Notas como cada silencio te va rompiendo un poco más por dentro. Se acabó. Ya no quiere seguir destruyéndose contigo. Y lo peor, seguramente empezará a construir con otro. Otro que tendrá como única misión desterrarte de sus recuerdos. Y lo hará, no lo dudes. Y sabes que ya es tarde para arrepentirse. Tarde para todo. Se os ha hecho tarde juntos y ni te has enterado. Y después del premio de consolación del podemos ser amigos, como si ya hiciera mucho tiempo que no lo fueseis, llega lo inevitable. Adiós. ¡Vaya! Ahora que empezabais a ser amigos…

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