5 argumentos contra aquellos que nos han llamado ”la generación peor preparada de la historia”

Para todos vosotros es esta lista.

1. Somos el resultado de las generaciones anteriores. Es decir, cuando vemos un niño maleducado no le echamos la culpa a él, sino a los padres. ¿Por qué no se hace lo mismo con otras cosas? Por ejemplo, la lectura. La tarea de la educación tiene que repartirse entre la familia y el colegio, y en la familia pasan mayor parte del tiempo. ¿Quiere que su hijo lea? ¿Que se forme? Pues coja un libro y léaselo, inculque el amor por la lectura. ¿Quiere que su hijo no mienta ni engañe? Nunca lo haga (al menos en su presencia). Somos el reflejo de cómo nos han criado.

2. El sistema educativo no deja de cambiar. En nuestro país, la educación ha sido (y lo sigue siendo) la lanza de guerra con la que los partidos políticos buscaban obtener más votos. Como consecuencia, cada vez que ha habido un cambio de gobierno se ha tirado por tierra la ley anterior y propuesto una nueva. ¿Consecuencia? Ni alumnos ni profesores consiguen saber qué temario hay dar, de qué manera, ni a qué atenerse.

3. Un mal profesor queda respaldado por un buen examen. En el mismo momento que un profesor se presenta a las oposiciones y consigue su plaza (con muchísimo esfuerzo, que no lo niego) se da un paso atrás en la educación. Y se da no porque eso sea negativo en sí mismo, sino porque no tienen supervisión. ¿Cuántos habéis tenido el gusto de ver un inspector en clase? ¿Durante cuánto tiempo? Esta falta de supervisión hace que el profesor se relaje, se acomode al puesto. Y eso en una empresa suele implicar cómo mínimo, una llamada de atención. En la educación no pasa eso.

4. "La generación fiestera". No dejo de oír constantemente: “Solo queréis salir a divertiros, no queréis asumir obligaciones ni responsabilidades”. Como ha sucedido siempre a lo largo de la historia. La adolescencia y el comienzo de la adultez son etapas de cambio, de descubrimientos, de fallar, de caer, de aprender. De evolucionar física y mentalmente. De comenzar a desenvolverte en múltiples contextos. No puedes esperar que alguien con 18 años quiera empezar a añadirse responsabilidades. Lo lógico es que quiera divertirse, ilusionarse y hacer cosas diferentes. Lo que hay que intentar es aplicar toda esa energía en cosas de provecho que motiven de verdad. Y por desgracia, la palabra “motivación” no existe en las aulas.

5. Solo nos centramos en lo negativo. Veo en mi clase ganas de conocer y de saber aplicar ese conocimiento. He conocido a lo largo del sistema educativo mentes brillantes (no siempre las que sacan mejores notas). He visto a compañeros hacer trabajos y exposiciones increíbles. ¿Tan mal estamos? ¿Tan mala es la situación? Para crecer son necesarias dos cosas: ver en qué fallas, y remediarlo, y ver qué haces bien, y potenciarlo. Ya está bien de mirar con lupa todos los defectos de las nuevas generaciones y empecemos a fijarnos también en sus virtudes.

Y a todos aquellos que solo saben hablar con desprecio de la juventud actual, aquellos que olvidan que también tuvieron sus errores en el pasado, recordarles que nosotros somos el futuro. Así que mejor empezar a colaborar entre todos, a aunar experiencia y energía, conocimientos con nuevas ideas, para así poder hablar con orgullo de todas las generaciones que quedan por venir.

[Colaboración: Vicente González]

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