Cómo triunfar cuando no tienes ninguna habilidad especial

Desde que eramos pequeños hemos crecido escuchando esa mentira piadosa de "descubre aquello en lo que eres el mejor,  que si lo trabajas y lo desarrollas, vivirás entre riqueza y felicidad".

Nos contaron esta historia y nos hicieron creer que esa era la clave para triunfar en la vida. Esta idea es, además de utópica, maravillosa y funciona de lujo si realmente eres lo mejor en algo, pero para el resto de personas no es más que algo desmotivante y desilusionante. ¿Qué pasa si no tienes una habilidad que te distinga del resto? ¿Qué pasa si sólo "se te dan bien" un montón de cosas?

Las buenas noticias son que casi nadie nace con unas habilidades del otro mundo, y esto incluye a las estrellas que hemos visto triunfar y que salen continuamente en la televisión. Muy pocas personas son realmente las mejores en algo, es más, casi todas lo que son en realidad es una mezcla de habilidades.

Bill Gates, por ejemplo, no es el mejor programador del mundo, ni el mejor speaker, ni el mejor comercial, visionario o contable. Podríamos decir que se le dan bien todas esas cosas y que ha aprendido a fusionar todas esas habilidades que por si solas no tienen mucho valor pero que juntas se transforman en Microsoft y uno de los hombres más ricos del mundo. 

Will Smith lo ha reconocido en más de una ocasión, no es ni el mejor actor ni el mejor músico que puedas encontrar dentro del panorama artístico actual. Pero ha conseguido que juntando estás habilidades, además de con su personalidad, la imagen de marca personal y su ética de trabajo duro sea considerado uno de los actores y personas más influyentes en el planeta (y fuera de él, si hablamos de Men in Black).

Han sido muchos los que podían haber cometido el grave error de sólo haberse enfocado en lo que ellos consideraban que era su mejor habilidad. Por esa regla de tres, Steve Jobs podría haberse convertido en un gran vendedor de coches usados. Pero ahí se hubiese quedado su historia y nos hubiésemos quedado sin la empresa de la manzanita.

Incluso cuando tus habilidades son más bien normalitas, conseguir combinarlas todas puede crear algo que no tiene precio. Imagina que eres un jugador de tenis normal, nada de un fuera de serie como Rafa Nadal o Federer. Te gusta el deporte, pero sabes, porque eres realista, que nunca llegarás a convertirte en un campeón mundial. Por si solo, el hecho que de que puedas golpear una bola con la raqueta no se valorará demasiado.

Pero imagina ahora que consigues combinar esa habilidad con la de enseñar, y más adelante comienzas a hacer vídeos enseñando lo básico para que la gente empiece a aprender y subirlos a Internet. Lo más seguro es que no seas el mejor haciendo vídeos, o que no sepas como colocarte el primero de Google, pero como estamos viendo, todas esas habilidades juntas crean algo único.

Esto funciona para cualquier profesión o trabajo.

Un emprendedor que sabe un poco de legislación, o de como hablar en público, o de programar, o de diseñar crea algo único y una ventaja muy importante en comparación con el resto. Hacer una cosa un poco mejor que el resto es lo normal, pero la combinación de varias de esas habilidades es poco frecuente.

Y no hay ninguna fórmula del éxito universal, pero quizás dando un paso hacia atrás, olvidándote de todo aquello que te contaron de centrarte en lo que se te da mejor e intentando fusionar varias de tus habilidades, conseguirás ser lo suficientemente distinto como para destacar.

Es la clave. Sé diferente.

Inspirado en un texto de Oliver Emberton.